«El feminismo ha muerto» fue la consigna que devino tendencia en redes sociales durante la pandemia de COVID-19 en Argentina, y disparó una serie de opiniones y discusiones sobre la postura de este movimiento ante el sistema penitenciario. Las noticias falsas que cirularon sobre una supuesta liberación masiva de presos por delitos sexuales y femicidios trajeron nuevamente la discusión acerca del vínculo entre punitivismo y feminismo, y mostraron, una vez más, la existencia de un «feminismo carcelario». En esta entrevista se aborda este aspecto del movimiento desde una perspectiva anti-punitivista, afirmando que, en gran medida, el problema radica en que una parte importante del movimiento feminista ha tendido a pensar la justicia como castigo, y el castigo como cárcel.